MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
12 DE ABRIL DEL 2018
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
12 DE ABRIL DEL 2018
Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:
LES MIRO PASO A PASO Y MI CORAZÓN DESEA MANTENERLES A TODOS DENTRO DE ÉL.
Soy Refugio de los pecadores,
Arca de la Nueva Alianza y Mi anhelo es que todos lleguen a la meta, a
la que Dios Padre les ha llamado. Como Madre deseo la salvación de las
almas.
¡Cuánto les he alertado en
una y otra de Mis Revelaciones para renovar en cada una de ellas Mi
Llamado a la conversión para que todos se salven!
Mi dolor es grande al mirar
cómo continúan complacidos en las malas obras de algunos de sus hermanos
y se empeñan en ser repetidores de los malos actos de quienes tienen un
gran compromiso con satanás, con la finalidad de apresurar la llegada
de quien será el gran engañador de la Humanidad.
Mi dolor es profundo al mirar
cómo se desvían y con placer son parte de quienes profanan a Mi Hijo,
profanan los templos y profanan la vida…
Hijos Míos, satanás se
encuentra gozoso al sentirse acogido de una forma rápida y sin
resistencia por la mayoría de Mis hijos. Es satanás quien ha propiciado
la decadencia moral, social y espiritual de la Iglesia de Mi Hijo, no
solo como Institución, sino como Cuerpo Místico del cual ustedes forman
parte.
No son conscientes del camino
de oscuridad por el que transitan y algunos de ustedes, en un instante,
llegarán a ser seguidores de ese camino tenebroso al no lograr
mantenerse ante tanta maldad, nunca antes vista.
Miro como la fe de Mis hijos
va decayendo hasta el grado de llegar a ser quienes nieguen la fe en Mi
Hijo, y en un instante, sean desertores que entreguen en manos del mal a
sus mismos hermanos.
Les he llamado a mirar los Signos de los Tiempos y ustedes se niegan a hacerlo…
Les miro transformados en un pequeño número de creaturas temerosas, que ceden ante lo que no agrada a Mi Hijo…
Les miro transformados en un pequeño número de creaturas temerosas, que ceden ante lo que no agrada a Mi Hijo…
El Pueblo de Mi Hijo se
reduce manteniendo una fe vacilante. La urbanidad cristiana es asunto
del pasado, tanto la mujer como el varón se comportan de manera
sorprendente e imprevista.