¡YO SOY VUESTRO GOZO Y ME ENCUENTRO EN EL SILENCIO DE CADA SAGRARIO, VENID A VISITARME Y OS LO DARÉ EN ABUNDANCIA!
BOGOTÁ, 30 DE MARZO DE 2014 – 3:00 P.M.
LLAMADO DE JESÚS SACRAMENTADO A SU REBAÑO
Paz a vosotros, hijos míos.
¡Oh, que dolor siento por
tanta ingratitud que a diario recibo! Mi casa está desierta y vacía y yo
esperando a mis hijos, pero son muy pocos los que me visitan y vienen a
consolarme. La mayoría entra, se signa mal signada y vuelve a salir a
las carreras; no alcanzan a saludarme cuando ya están afuera; ¿qué os he
hecho hijos míos, para merecer tanta indiferencia de parte vuestra?
¡Oh, qué soledad embarga a mis sagrarios, lágrimas brotan de mis ojos al
ver tanto desprecio e ingratitud de aquellos que dicen ser mis hijos!.
Muchos son los que me siguen
solo de labios y oídos, pregonan ser mis hijos, pero la realidad es
otra, están alejados de mí. Sólo me buscan cuando la enfermedad, la mala
economía o problemas graves los aquejan; ahí sí vienen con lágrimas en
los ojos a exigirme que los sane o resuelva sus problemas lo más pronto
posible. Me buscan solo para que apague sus incendios; ¡qué tristeza y
dolor siento en mi corazón al saber que solo soy Dios en los momentos
difíciles de mis hijos!.
Cuando todo marcha bien, son
muy pocos los que vienen a agradecerme; el hombre de estos últimos
tiempos es frío, calculador y descorazonado; mide la felicidad en base a
las cosas materiales que posee y piensa que la felicidad solo la da la
estabilidad económica. ¡Oh, qué insensatos y qué pensamientos tan
materialistas los que muchos manejan! Os digo insensatos, que muy pronto
vuestro dios dinero caerá y esta sociedad de consumo desaparecerá para
siempre.
La felicidad, la plenitud y la
estabilidad, sólo provienen de mí, que soy el camino, la verdad y la
vida y este gozo es espiritual y no se compra con dinero. He visto a
muchos ricos, pobres y a muchos pobres, ricos; porque la felicidad no se
compra, ni se vende. ¡Oh vanidad de vanidades, todo en este mundo es
vanidad y necedad de los hombres! Buscad a Dios primero y lo demás se os
dará por añadidura. Yo soy la felicidad, venid a mí y os la daré en
abundancia.
¿Quién puede comprar la
felicidad, quién la vida, quién el gozo?, ¿quién con todo el dinero del
mundo puede comprar estas gracias? Vuestro dinero no es la felicidad,
vuestro dinero, sólo sirve para comprar cosas muertas y llenar de ego el
corazón humano. Vuestro ídolo solo sirve para brindarle al hombre un
gozo pasajero, que dura mientras se alcanza lo que se está buscando. Más
luego vuelve el hombre a caer en la monotonía de su vida, porque no
tiene a Dios. El hombre de hoy, vive creándose necesidades y así se la
pasa hasta que lo sorprende la muerte buscando ser feliz.
Yo soy vuestro gozo y me
encuentro en el silencio de cada sagrario, venid a visitarme y os lo
daré en abundancia. Acercaos a mí, no tengáis miedo, yo soy un Padre que
siempre está velando por vosotros; esperando a que os acerquéis y
platiquéis conmigo, para daros un manantial de bendiciones y colmaros de
mi paz y de mi vida.
Os espero hijos ingratos en mis sagrarios, venid a visitarme y a consolarme, porque estoy por partir.
Vuestro Maestro, Jesús Sacramentado.
Dad a conocer este mensaje a toda la humanidad.