UNA SERIA REFLEXIÓN DE LA REALIDAD QUE
VIVIMOS…
Por Luz de Maria
14.06.2014
Ante la indiferencia que cubre a la
humanidad, miro hacia lo alto y no puedo ser ignorante ante
la distancia que en este instante se acrecienta entre el
hombre y Su Creador.
La dura y a la vez temerosa mente humana
se enfrenta vertiginosamente ante un panorama totalmente
impensable e inesperado para esta generación, éste gestado a
través de los años por el mismo hombre. La Naturaleza ha
sido destruida con la permisión de quienes lideran las
Naciones, de los científicos encargados del medio ambiente y
de los que están en las diversas ramas que procuran el
bienestar de los recursos naturales. Ejemplo de ello es la
contaminación del agua, la cual es insalubre ya que el
hombre lanza desechos químicos y residuos de industrias en
los riachuelos y vías pluviales, hasta llegar al grado en
que nos encontramos en este instante: los mares
contaminados por la energía nuclear, la tierra por
consecuencia sufre estos efectos y… ¿qué pasa con la salud
del hombre?
Hermanos, hay lugares del Planeta en
donde el agua potable no existe, y nuestros hermanos mueren
de sed, enferman y mueren. En medio de tanto adelanto
científico tecnológico, la misma ciencia es temerosa de los
resultados a enfrentar a corto plazo, ya que
no previene los alcances negativos de cuanto ha traspasado
en su afán de poder.
¿Será que somos una humanidad
ignorante o desinteresada? Podría atreverme a señalar que
las dos opciones son válidas en este instante; el ignorante
se considera no responsable y el desinteresado conoce la
magnitud de lo venidero pero espera tiempo, ese que ya no
existe…
Solo sé que este instante lleva al hombre
hacia lo que ha desconocido en el campo de acción, pero
conoce en la ficción, quizá de una película o de un filme, o
de un video juego… no lo sé, sólo sé que el hombre aprende y
este aprendizaje en ocasiones es doloroso.
Cristo se me ha presentado en un éxodo al
que le lleva el hombre mismo, cediendo a los falsos ídolos
de este instante, dándoles el lugar que sólo Cristo puede y
debe ocupar. Cuando miro a los Divinos Ojos de Cristo y en
Ellos miro la profunda e indescriptible mirada del dolor… es
cuando esos Llamados constantes hacia el hombre, no se
pueden acallar, aun si éstos son acogidos por un pequeño
número.
Ningún esfuerzo se pierde en este llamar
a las almas, llamar a la conciencia del hombre. En
anteriores Mensajes para toda la humanidad, el Cielo se
dirigió a todos para que escucharan; en este instante ese
“todos”, se ha transformado en un llamado personal a cada
uno en particular. Precisamente para que individualmente nos
miremos hacia el interior, y cada uno se comprometa con el
llamado, sin atenerse a que los demás harán el trabajo
espiritual.
El hombre de antes, al no contar con la
tecnología actual, era conocedor de lo que acontecía en el
mundo porque leía más asiduamente, o se mantenia al
pendiente de todo; en este instante la tecnología ha
invadido al ser humano, y el pensamiento, la memoria y la
mente son pasivos; no es necesario utilizarlos porque la
tecnología hace todo por el hombre. Y en ese hacer todo por
el hombre, en el inconsciente humano, se ha priorizado la
tecnología y dejado atrás la capacidad de razonar, y por
supuesto a Dios.
Los avisos en anteriores Apariciones de
la Madre Santísima han sido ignorados, y Ella adelantó los
sucesos que se darían en futuro si no se le obedecía. Los
tenemos ante nuestros ojos a punto de suceder unos, y otros
ya cumplidos, como el comunismo que ha tomado los países
pequeños y de ahí está tomando su poderío para establecerse
con fuerza en todo el mundo.
Son varios los desafíos a los que la
humanidad se va a enfrentar, este instante le exige al
hombre ser mejor en todo aspecto. Nos enrumbamos a un
cambio, que lo vivirán nuestros hijos, nietos, sobrinos,
etc., siendo criaturas de fe, o no, todos padecerán en igual
medida.
La humanidad venía viviendo dentro de una
mediocre subsistencia, más o menos consciente de lo que
poseía, pero en este instante el mismo hombre ha definido su
futuro; por ejemplo, el hombre ha influido en el cambio
climático mediante la deforestación, la contaminación de los
manantiales y mares con la energía nuclear, los químicos y
tóxicos, y demás materiales químicos que entierra en los
desiertos, y màs. Todos los hombres saben que su
comportamiento no es el correcto y lo que hacen no es lo
correcto, pero viven en la indiferencia.
La naturaleza se prepara para su cambio,
un cambio que sabemos es periódico, pero en esta generación
el hombre ha influido en ese cambio, lo ha adelantado y ha
provocado la reacción de la misma naturaleza en contra del
libre albedrío del hombre que le ha atacado, destruido y
deformado.
La humanidad debe tomar conciencia de
cuanto se acerca, lo advierte la Casa Paterna y lo constata
la ciencia aunque ésta no dice la realidad claramente, quizá
esperando a que los gobernantes de las Naciones alerten a
sus ciudadanos, pero éstos no lo hacen.
El hombre se ha entregado en manos de las
grandes industrias, y éstas producen alimentos contaminados,
por ejemplo los alimentos transgénicos, los animales se
mantienen en peligro de extinción y los recursos naturales
están extinguiéndose… El hombre continúa ignorando esto que
se sabe. La indiferencia sobresale: mientras en el mundo
unos seres humanos mueren de hambre, otros tiran los
alimentos.
Esta generación olvida pronto, pero
debemos recordar algunos episodios dolorosos en los que la
dureza del mismo hombre ha llevado la batuta; La energía
nuclear: el potencial enemigo de este instante, ha traído
sufrimiento, por ejemplo: el primer accidente nuclear serio
en Ottawa, Canadá, el 12 de diciembre de 1952, en la planta
de Chalk River. El núcleo se fundió parcialmente y en mayo
de 1958 en esa misma planta un incendio produjo una fuga
radioactiva. Así se han dado varios y más graves accidentes
nucleares y el uso voluntario de la misma, en Hiroshima y
Nagasaki contra población civil, sin dejar de lado el
desastre de Chernovil.
Esta generación vive en medio de la
radioactividad del desastre de Fukushima, Japón, que nos
mantiene bajo una constante exposición a esta sombra de
muerte. Y como estos accidentes, ¿cuántos más deberá
enfrentar el hombre?, unos causados por errores humanos y
otros porque algunas de las plantas nucleares se encuentran
en fallas sísmicas potencialmente predispuestas a activarse
en algún momento. Sin enfocarme en las más de 2200 pruebas
nucleares que han llevado a cabo en el mar, en la tierra, en
la atmosfera y en la estratosfera.
Se ha advertido tanto al hombre… y el
hombre no atina a enfocar su mente en las consecuencias de
este terrible flagelo, que gran cantidad de países tiene en
sus manos y esta puede ser la causa de la extinción de la
raza humana en esta generación, amén de una Tercera Guerra
Mundial.
Otro tema es la alimentación, que
contaminada, llega a cada ser humano, en especial los
alimentos provenientes de semillas transgénicas causando
cáncer, alergias y diversas enfermedades en el cuerpo y
alterando la psiquis del hombre.
Las largas exposiciones al sol, cuyas
explosiones traen consigo cantidad de rayos geomagnéticos
que afectan a la Tierra y por ende alteran el comportamiento
del ser humano. ¿Qué podremos esperar si el sol se mantiene
bombardeando la Tierra alterando el campo magnético y por
ende al hombre?
Todo está en manos del hombre, de cada
uno en particular; el cual es el menos consciente del
acontecer de este instante. Si el hombre desconoce todo
esto, la ira se volverá incontenible, como ya lo estamos
viviendo. El grado de ira del ser humano se eleva en gran
medida, hasta desconocerse a sì mismo.
El Cielo nos advierte una y otra vez. El
hombre ya ni se mantiene expectante sino hace caso omiso de
esta alerta del Cielo y continúa viviendo en un paraíso
ficticio…, y el despertar será fatídico.
La conciencia debe ser despertada por
nuestra disposición y por ese deseo interior de unirnos cada
instante a la Voluntad Divina. No lograremos cambiar a toda
la humanidad por nosotros mismos, pero si obramos y actuamos
en la Voluntad de Dios, cada uno se multiplicará al
infinito.
No esperemos únicamente al Dios de
Misericordia, sino seamos realistas; ¿qué merece esta
generaciòn, sino una pronta Justicia Divina, y la dureza de
la Mano Divina? Un segundo diluvio de fuego es el que
espera a las puertas al hombre. La humanidad es mercader en
el Templo Divino que es la Tierra, y Cristo nos ha revelado
el destino de quienes no le obedecen y de los tibios. La
Justicia Divina es negada, siendo una realidad plasmada en
la Sagrada Escritura, ¡qué pena me causa el que en este
instante, se presente al hombre un Dios sólo de amor y que
perdona siempre las atrocidades del hombre, sin darle una
lección para que se enmiende!
Es necesario el preguntarse:
¿qué papel estamos jugando dentro de este Planeta que Dios
nos ha dado? ¿Somos indiferentes o estamos conscientes del
instante decisivo que vivimos y las amenazas que nos rodean?
Hermanos, reflexionemos y reaccionemos,
antes de que el hombre se destruya a sí mismo y el Cielo
envìe de lo alto Su Justicia.