¡LAS MODAS INDECENTES ME CRUCIFICAN Y ENTRISTECEN MI CORAZÓN MISERICORDIOSO!
FEBRERO 06 DE 2015 – 8:10 A.M.
LLAMADO DE JESÚS SACRAMENTADO A SU REBAÑO
Paz a vosotros, Rebaño mío.
Las modas indecentes me
crucifican y entristecen mi corazón misericordioso. Oh mujer, no entres a
mi casa luciendo trajes que provocan el deseo y la pasión en los
hombres; vuestros trajes ajustados dejan ver toda vuestra anatomía
humana y son un irrespeto a mi divinidad. ¡Qué tristeza me produce ver
tantas jovencitas perdidas en la lujuria y los bajos instintos,
exhibiendo sus cuerpos y provocando el deseo sexual en los hombres!. No
tienen pudor, ni se respetan a sí mismas, son objeto de cuanta mirada
impura hay y hacen pecar a muchos con sus ojos. Bien dice mi palabra:
que todo el que mira a una mujer con mal deseo ya ha cometido con ella
adulterio en su corazón. (Mateo 5. 28). Y vosotras sois los instrumentos
que inducís al pecado.
¡Potrillas desbocadas,
respetad mi casa que es casa de oración!. No vengáis a mi casa luciendo
vuestras modas de pecado, se os olvida que yo estoy vivo y real en el
silencio de cada sagrario; yo os estoy viendo y no sabéis cuánto sufro
con vuestro desenfreno. Venís a Mí, a pedirme que os ayude, pero no
tenéis en cuenta que me estáis ofendiendo con vuestras modas indecentes
que dejan al descubierto en muchas sus partes íntimas.
¡Qué desfachatez, cubrid
primero vuestra desnudez antes de venir a Mí!; ¿por qué me tratáis así,
como si yo fuera no vuestro Dios, sino alguien más al cual podéis
seducir?. ¡Insolentes, respetadme y respetad mis recintos sagrados!.
¡Sacrílegas, apartaos de Mí y de mis casas; no os conozco, vosotras no
sois de mi rebaño!. Si lo fuerais, sabríais que yo soy vuestro Pastor y
vuestro Dios y cubriríais vuestra desnudez.
Vosotras sois hijas de la
perdición y obedecéis a otro amo; arrepentíos y convertíos y os daré mi
perdón; de lo contrario, os apartaré de Mí, porque si no tenéis caridad
para conmigo y vuestros hermanos, yo tampoco la tendré con vosotras
cuando os presentéis ante Mí. Os digo, el averno está lleno de muchas
de vosotras que pasaron por este mundo seduciendo y haciendo perder a
mi rebaño.
Mujeres libertinas, vuestras
modas indecentes me crucifican y hacen llorar al cielo. Recapacitad y
enderezad vuestro caminar para que mañana no tengáis de qué lamentaros.
No vengáis a mis casas y a mis sagrarios con vuestras vestimentas de
pecado, porque no os escucharé y apartaré de mí, así como el invitado
que llegó al banquete del Rey sin el traje apropiado. Tened pues
caridad y cubrid vuestra desnudez, mujeres mundanas; no sigáis
exhibiéndoos como si fuerais mercancía a la venta; acordaos que vuestro
cuerpo es templo del Espíritu Santo y merece todo vuestro respeto. Mi
paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y convertíos porque el Reino de
Dios está cerca.
Vuestro Maestro, Jesús Sacramentado. El Amado, que no es Amado.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad.