¡COMO PADRE DE LA
HUMANIDAD OS HAGO UN LLAMADO A QUE PERMANEZCAIS UNIDOS EN LA FE Y LA
ORACIÓN, PARA QUE PODÁIS SOBRELLEVAR LOS DÍAS DE CAOS Y TRANSFORMACIÓN
DE MI CREACIÓN!
15 DE OCTUBRE DE 2014 – 7:50 P.M.
LLAMADO URGENTE DE DIOS PADRE A LA HUMANIDAD
Paz a vosotros, pueblo mío, heredad mía.
Mi creación está en plena
transformación, grandes cambios ha comenzado a sufrir. No os asustéis
por lo que veréis, orad y aceptad la voluntad de Dios, porque vuestros
ojos verán el renacimiento de una nueva creación. Los continentes se
desplazarán, la tierra gemirá con dolores de parto y se tambaleará y
todos los elementos de la naturaleza comenzarán su transformación.
Como Padre de la humanidad os
hago un llamado a que permanezcáis unidos en la fe y la oración, para
que podáis sobrellevar los días de caos y transformación de mi creación.
Todo esto hace parte de vuestra purificación, ya no hay marcha atrás;
los días de mi justicia divina purificarán mis criaturas y mi creación
tal como mi Santa Voluntad lo tiene previsto.
¡Está llegando la hora de
transformación en mi creación, escucharéis ruidos en el interior de la
tierra y el suelo se moverá; el universo se conmocionará y estruendos en
el cielo se dejarán escuchar!. ¡Ay de vosotros mortales, porque el
pánico se apoderará de muchos; rodarán por el suelo y no podrán volver a
levantarse!. ¡Cuánto llevo anunciándoles esto días y no habéis querido
hacer caso, seguís en vuestro pecado dándome la espalda y no la cara!.
De nuevo os lo digo: haced cadenas de oración a nivel mundial, para que
podáis mitigar el curso de los acontecimientos que están por desatarse
conforme a lo que está escrito. Cielo y tierra pasarán, más mis palabras
no pasarán.
Acordaos de lo que dice mi
palabra: Haré aparecer señales en el cielo y en la tierra: Sangre, fuego
y columnas de humo. El sol se cambiará en tinieblas y la luna en
sangre, antes de que venga el día del Señor grande y glorioso. Pero el
que invoque el nombre del Señor se salvará. (Joel 3. 3, 5). Preparaos
pueblo mío, orad, ayunad y haced penitencia, para que podáis sobrellevar
estos días de angustia que están por comenzar.
Porque está cerca el día del
Señor: el sol y la luna se oscurecen, las estrellas pierden su brillo.
El Señor ruge desde Sión, y hace oír su voz desde Jerusalén. Y el cielo y
la tierra se estremecen. Pero el Señor será un refugio para su pueblo
(Joel 4. 14, 16).
Alegraos heredad mía, porque
se acercan mis días de gloria; entonces sabréis que yo soy vuestro Dios y
daréis gritos de júbilo en Sión, y seréis mi pueblo elegido, mi nación
donde habitaré. Mi nueva Jerusalén será un lugar santo.
Quedad en mi paz, pueblo mío, heredad mía.
Vuestro Padre, Yhavé, Señor de las Naciones.
Dad a conocer mis mensajes a toda la humanidad, hijitos de mi corazón.