MENSAJE DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
23 DE ABRIL DEL 2016
A SU AMADA HIJA LUZ DE MARÍA
23 DE ABRIL DEL 2016
Amados Hijos de Mi Corazón Inmaculado:
Yo, como Madre de toda la Humanidad, les amo.
Mi Corazón sufre por cada uno de ustedes cuando no corresponden al Llamado de Mi Hijo. Es necesaria la conversión.
Mi Corazón sufre por cada uno de ustedes cuando no corresponden al Llamado de Mi Hijo. Es necesaria la conversión.
TODOS LOS HIJOS DE MI HIJO DEBEN
ACUDIR EN ESTE MISMO INSTANTE EN BUSCA DE LA CONVERSIÓN, DEBEN SALIR AL
ENCUENTRO Y CONVERTIRSE, YA QUE EL HOMBRE EN ESTE INSTANTE, GALOPA A
TODA VELOCIDAD SOBRE SU YO HUMANO COLMADO DE IMPERFECCIONES, QUE HAN
FLORECIDO CON EL PASAR DE LOS AÑOS.
Amados hijos:
La humanidad debe frenar de “ipso facto” los
actos contrarios al bien. No son capaces de mirar cuánto daño se causan
a sí mismos negando a Mi Hijo. Se han obstinado en encerrarse en sí
mismos para no mirar el mal que hacen ni el bien que dejan de hacer.
Cada uno se mira a sí mismo desde la perspectiva que más le conviene,
dejando de lado todo aquello que conlleva irreverencias, desacatos,
desobediencias y aún más, sacrilegios que se cometen contra la
Divinidad.
AMADOS HIJOS, USTEDES NO HAN SIDO CAPACES DE MIRARSE A SÍ MISMOS Y DE MIRAR SIN MÁSCARAS Y SIN LIVIANDADES CUANTO SE NIEGAN, CUANTO OMITEN Y CUÁN DESAFORTUNADOS SON AL ENCERRARSE EN EL EGO HUMANO EMPOBRECIDO Y CONTAMINADO CON LO MUNDANO,
para no mirar la realidad espiritual. Han decidido no mirar la Verdad,
han decidido vivir hipócritamente al lado del mal para no sentir
remordimiento alguno ante el mal obrar y actuar cotidiano.
Amados hijos de Mi Corazón Inmaculado:
Les miro caminando en el mundo, pero más
que caminando, les miro vagando, ya que el que camina se detiene en
algún instante de su vida a mirarse, pero el que vaga por el mundo, no
se detiene sino que continúa alocadamente, desenfrenadamente, tropezando
una y otra vez, y cuando tropieza, se entrega en manos del mal, porque
no desea mirar su realidad sino que desea continuar viviendo en esa
irrealidad, en esa falsedad, en esa oscuridad que el mal le presenta
agradable para que se sienta bien, sumido en el pecado.
Amados hijos, ¡CUÁNTO SOBREABUNDA EN ESTE INSTANTE ENTRE TODOS MIS HIJOS, LA ENVIDIA: EL GRAN MAL QUE AQUEJA A LA HUMANIDAD!
Porque la envidia enceguece y envilece al hombre, le lleva a atacar a
los inocentes, le lleva a atacar a los que Mi Hijo ha llamado para ser
sus voceros, fieles y verdaderos; le lleva a atacar a sus hermanos,
porque la envidia le lleva a pensar: ¿por qué no a mí, y por qué a ése,
sí? Yo daré varias respuestas a esto, y que a algunos no les va a
agradar, pero lo que les falta, hijos es: hablar con la Verdad.