REFLEXIÓN DE LUZ DE MARÍA
7 DE ENERO DEL 2017
7 DE ENERO DEL 2017
CON CONCIENCIA…
El hombre pasa por la vida llevando sobre
sí las características que le distinguen de otros seres humanos.
Características, diferencias, modos, pensamientos y demás… En términos
concretos podemos decir que el hombre pasa por la vida desplegando su
“ego”, cosa que le hará quedar en el recuerdo de los demás o le llevará a
pasar inadvertido.
El hombre recibe información en cada
instante de su vida y la procesa, queda en la voluntad humana si la
acoge o no. Hemos sido llamados a transformarnos y a elevarnos, a ser
fraternos y a mantener la unidad, pero esto no es posible si la voluntad
domina el resto de los componentes internos que conforman precisamente
la personalidad.
El hombre nace varias ocasiones durante la
vida: con cada suceso que se va permitiendo en su caminar, en cada paso y
en cada pensamiento. Somos llamados a mirar hacia adelante, pero
primero mirando el interior para que la mente y el pensamiento no sean
dominados por el “ego humano”. Y … Es que precisamente el “ego” no
piensa, no recapacita, no analiza, no razona, solo siente y se alimenta
de las emociones, de lo inmediato.
A ese punto es donde Cristo nos desea
llevar, a no vivir de lo que pueda ser una emoción momentánea o una
irrealidad o una ilusión, sino a vivir de la conciencia, que es la que
analiza, escudriña, piensa, vive en la realidad y por eso es tan poco
utilizada, porque la conciencia dice al hombre lo que no desea escuchar.
Nacemos en la vida cuando de una vivencia se toma lo mejor para ser mejor y no consentir los mismos errores…
Nacemos cuando valoramos quiénes somos y lo que Dios desea para nosotros…
Nacemos a través del dolor, del sufrimiento que edifica y hace de la vida, no un camino desesperado, sino un mañana mejor…
Nacemos cuando se dejan los harapos de una vida superflua, cuando los engaños no son admitidos y el respeto es el mejor aliado…
Nacemos cada instante en que al corazón
llega la esperanza en medio de la desesperanza, cuando reina la paz en
medio de la turbulencia, cuando las imposiciones pasan a ser relegadas
por el amor y el amor guarda silencio…
Así es parte del caminar del hombre por la
Tierra, una serie de obras y actos, buenos o malos, dolorosos o felices,
tan solo se tiene que saber encontrar en todo el Propósito de Dios, en
cada instante, para descubrir que ante cada uno se abre continuamente un
cúmulo de oportunidades que solo anulando el “ego”, se pueden comenzar a
vislumbrar.
Cuando se ora el Padre Nuestro y se pide
“el pan de cada día”, en esa petición se contemplan los nuevos
instantes, mediante los cuales vamos a aprender y comprender que la vida
es lo que cada uno desea que sea, pues de su yugo se puede ser libre o
esclavo. El Pan Cotidiano es para la criatura humana algo más, es una
gama de oportunidades para tomar sus propias decisiones a favor de la
salvación del alma: el pan de la oportunidad de ver con el gran
microscopio de la conciencia, la que nos va a decir qué está bien.
El problema de este instante es que la
mayoría de los hombres actúan precipitadamente, sin medir ni analizar el
bien que pueden hacer y el mal que deben evitar. Quizá nos parezca
leer algo no muy complicado, pero para la mayoría esto es muy
complicado, porque cuando el “ego” ejerce el poder de todo en la
criatura, el hombre hace lo que debía evitar y no cumple con lo que
debía cumplir. Por ello es que no solo el conocer es suficiente ni solo
la fe es suficiente, sino estas dos grandes herramientas de las que
disponemos tienen que entrelazarse, pero para ello el conocedor debe ser
humilde y el que posee fe debe abrirse y a la vez ser humilde.
¡Oh gran virtud la humildad, que hace del
hombre un sabio, y si se carece de ella, hace de un sabio, un ignorante!
No se llena el alma con sólo el conocimiento si no se llevan a la
praxis los Mandatos Divinos ni aumenta el acercamiento del hombre hacia
Dios, sin el gran condimento de la conciencia. Pero una conciencia
basada en el Decálogo y guiada por el Espíritu Santo, de lo contrario,
sería una conciencia propia de cada uno y esto no es la Voluntad de
Dios, pues cada criatura adecuaría su conciencia a su gusto y lo que la
Humanidad necesita es conocer, profundizar y amar. Así mediante lo uno y
lo otro, el hombre se espiritualiza y el espiritual se hace más docto.
El que se adentra un poco en algún aspecto,
se infla como un globo, porque con el conocimiento debate, interpela,
se transforma en un gran orador, enmudece a quien le escucha, da
lecciones a los que no saben e interpela con sus conocimientos. Ah… pero
el que es hombre de fe y conoce, se abastece de un gran caudal que
emana sin que pronuncie palabra, porque la Fe y el conocimiento enseñan
al hombre a ser comedido, prudente, justo y misericordioso a la vez,
sabe que no siempre tiene la razón y que la razón no hace sabios sino
mejores y mayores seres humanos.
De lo que tiene el corazón habla la boca,
la gran verdad que delata al hombre y lo expone ante sus hermanos cuanto
calla por dentro. La vida, hermanos, es una gran bendición, pero sobre
todo, es la gran oportunidad para ascender, para lograr esa metamorfosis
espiritual que como hijos de Dios tenemos que lograr. Se puede
parecer a una larva un poco desagradable, debido al desconocimiento del
vivir y obrar a la Manera Divina, pero cada reconocimiento de las
limitaciones personales, logra que esa larva se transforme en una
esplendorosa mariposa y remonte el vuelo, o que esa larva no se
transforme, porque el orgullo rechaza el soplo de la humildad y sin la
humildad los esfuerzos son efímeros, tan solo un esfuerzo sin contenido,
una palabra vacía, un deseo que no es deseo.
Así hermanos, en la vida no existe ser
humano que no tenga oportunidad para ser mejor y salir del capullo que
envuelve la voluntad humana, en ocasiones opacada por la opresión del
“ego” y en otras, insensible por la ignorancia. Todos los seres humanos
poseemos la oportunidad que se nos da para alcanzar lo que parece
inalcanzable y lograr penetrar en los Misterios del Amor de Dios, siendo
humildes y amadores de los hermanos, erradicando las barreras del
orgullo, aplacando el ímpetu y siendo más humanos.
El camino se encuentra abierto ante cada
uno, este camino se ensancha cuando el hombre se alimenta del
aprendizaje y de la fraternidad, de la humildad y de la Verdad, y se
hace angosto cuando se mira a sí mismo y sobre su yo humano desea
levantar imperios en el espíritu, ya que un “ego” ufanado le dirá
siempre al hombre que todo lo puede solo y los hermanos no son
necesarios. Así de necio es el hombre que se basta a sí mismo, porque
en la vida, la Generosidad Divina se derrama sobre la generosidad
humana.
La Tierra gira sobre su eje y cumple
siempre esa función. Quizá se encuentre cansada de girar, pero obedece… y
en la obediencia encuentra la realización para glorificar a Dios. El
hombre debe ser amor, y aún no lo logra porque se glorifica a sí mismo y
no a Dios.
Cuando se aprenda a escuchar la conciencia, entonces será el día, será el día…
Amén.
Luz de María