¡ESTA GENERACIÓN INGRATA Y PECADORA DE ESTOS ÚLTIMOS TIEMPOS, VOLVERÁ A CRUCIFICARME!
ENERO 27 DE 2013 – 3:30 P.M.
ENERO 27 DE 2013 – 3:30 P.M.
LLAMADO ANGUSTIOSO DE JESÚS DE NAZARETH A SU REBAÑO
Pueblo mío, rebaño mío, paz a vosotros.
Se acercan los días en que la
casa de mi Padre será profanada por mi adversario y sus agentes
terrenales. La hora de la abominación está cerca; mi nombre será
vituperado y mancillado por los hijos de la oscuridad; y muchos que hoy
juran guardarme lealtad y mañana me traicionarán y abandonarán. Se
cumplirán una vez más mis palabras: heriré al pastor y las ovejas se
dispersarán. Esta generación ingrata y pecadora de estos últimos
tiempos, volverá a crucificarme.
Las muertes de mis inocentes
en los vientres de las madres desalmadas, son espinas que penetran mi
cabeza; los pecados de impureza de esta humanidad, flagelan mi cuerpo;
la maldad, la apostasía, el resentimiento, la envidia, el egoísmo y
demás pecados de la carne, son clavos que taladran mis manos y mis pies.
La traición que sufriré desde el interior de mi Iglesia será la lanza
que atravesará mi costado.
Manantiales de lágrimas brotan
por mis ojos, ¡qué duro es mi calvario y qué lenta es mi agonía!.
Venid, cirineos y ayudadme a cargar esta cruz, porque grande es mi dolor
al ver tanta ingratitud y tanto desamor de esta generación impía. No me
abandonéis hijas de Jerusalén; venid, enjugad mi cara con vuestras
lágrimas y os dejaré grabada en vuestra alma, la imagen de mi rostro
macilento. Acompañadme al Getsemaní mis hijos fieles porque me embarga
la soledad y la tristeza; la hora de las tinieblas está cerca; ¡qué
pesada es la cruz que me espera!, ¿quién podrá consolarme?. La inmensa
mayoría me da la espalda y me abandona, otros me niegan y muchos de mis
amados me traicionan como Judas y se unen a los reyes de este mundo para
preparar mi sentencia, la cual será: ¡Crucificadle!.
Mi Iglesia parece derrumbarse,
pero la sangre de mis mártires la levantará; mis justos darán la vida
por ella; y esa sangre que es mi sangre la fortalecerá y el poder de las
tinieblas no podrá derrumbarla. ¡Ay de aquellos pastores infieles que
conociendo la verdad me traicionarán y entregarán al Hijo del Hombre,
representado en su Iglesia al poder de las tinieblas!. ¡Mejor les fuera
no haber nacido!. ¿Qué esperáis, pastores infieles para darme el beso de
Judas?.
Hijos míos, se acercan los
días de mi pasión, no me abandonéis; orad y velad conmigo, porque mi
hora está cerca; los que me entregan ya están en camino, por sus frutos
los conoceréis. ¡Despertad y levantaos, porque vuestro Maestro una vez
más será crucificado. Mi paz os dejo, mi paz os doy. Arrepentíos y
convertíos, porque el Reino de Dios está cerca. Vuestro Eterno Pastor,
Jesús de Nazareth.
Dad a conocer mis mensajes de salvación a toda la humanidad.