¡ALELUYA, ALELUYA, EL REY HA RESUCITADO!
Esté gozosa el alma en este día triunfal, en que el Hijo ha regresado junto al Padre Eterno; que no seamos causa de dolor al que por cada uno de nosotros la vida dio. El Señor ha resucitado, pero no está lejos de nosotros, está dentro de cada uno, está con nosotros, por eso nos llama a mirarle en el hermano, no olvidemos que somos templos de Su Santo Espíritu para que amemos al Señor, presente en cada criatura humana.
No ha venido por los justos, sino por los pecadores; pero que seamos pecadores arrepentidos, eso es lo que el Señor nos pide, que no se haga costumbre en nosotros el pecar.
Que nuestra vida sea un himno de alegría, de fe y eterno amor, al que por nosotros la vio dio.
“Así pues, si habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Aspirad a las cosas de arriba no a las de la Tierra. Porque habéis muerto y vuestra vida está oculta con Cristo en Dios.” (Col. 3, 1-3